Ella fue el mejor ejemplo de madre. Su ternura ilimitada, y su sonrisa siempre lista, para brindarse a lo que supongo fuimos su gran amor: sus nietos. Olia bien, olía a Shalimar, siempre generosa, su piel era suave, besable... para una nieta de tres años, sus brazos eran cuna, eran nido... eran todo...
Nunca le conocí una actitud maliciosa, era una mujer llena de amor. Siempre, daba, daba mucho. Su trofeo: su familia. Niña, mujer que a los 14 años se casó con mi abuelo... y tuvo 14 hijos... los cuales fueron, han sido y son mujeres y hombres de bien. Su casa era un albergue, para nietos, hijos, bisnietos, tataranietos. Sus ojos irradiaban alegría y su amor fue sin igual.
Nos cubrió a todos, como madre a sus pichones... nos nutrió y nos dió ese sentido de excelencia, de pertenecer, de realeza... de ser los Quan...
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